Ojalá lucharas por mí;
Ojalá me amaras como yo lo hago;
Ojalá hicieras eso con el mismo frenesí;
Y es que de ti estoy enamorado.
Dirá el mundo que es obsesión;
Dirán los psicólogos que estoy enfermo;
Nadie entiende el amar con tanta pasión;
Ni mucho menos entienden lo que es este infierno.
En el desamor me enterraste;
En la desilusión me apuñalaste;
Aún en el silencio soy un desastre;
Y al corazón que fluía desde el alma lo desangraste.
Ojalá me amaras más que yo;
Ojalá, una palabra obsoleta;
Con esta cruel soledad que me está castigando Dios;
Y tú tan cómplice de mi demacrada faceta.
Tan culpable eres por este desamor;
Te amé, te amo y te seguiré amando como nunca;
Y me pagaste con tal barato desamor;
Grandiosa inversión que lo hace cualquier persona injusta.
Ojalá me amaras con intensidad;
Ojalá te dieras cuenta de eso;
Ojalá sacrificaras como si fuese tu felicidad;
Mientras tanto, la realidad jamás escuchará todo lo que oro por dicho anhelo.
Puede tratarse de mis poemas,de mis guiones de la vida cotidiana o de lo que sea. Pero también me aterrizo a los enfoques de la vida que no es concebida por el resto de las personas.
domingo, 11 de diciembre de 2016
Poema nuevo..
¡Hola! No daré muchos detalles, sólo he andado tan cabizbajo y muy herido por la respuesta que supe hace muchas horas; por lo que ahora voy a escribir esto. ¡Saludos!
P.D. Esta acción me hizo recordar a esos ayeres que dolieron hasta en el alma.
Eres mi mujer ideal;
Aquella radicada en otro lugar;
Aquella que demuestra ser real;
Aún cuando su ser no confía en mi amar.
La amo, como si fuese mi complemento;
La deseo, a todo sentimiento;
La valoro, aunque no compaginemos;
Y lucho por ella, aún cuando asfixie el tiempo.
Me carcome ese amor no correspondido;
Esa lucha dispareja que empieza sobre mí;
Ese desamor que me deja dolido;
No sé cómo apagar las ansias de amarla, se niega a poner el fin.
Ella es el mayor complemento de mis sueños;
Un amor que se niega a ser platónico;
La tristeza de no ser su amor me despojó de los anhelos;
Y el instante se quedó nublado y atónito.
Se apaga la ilusión;
El nihilismo retoma su fuerza;
Quiere renacer la bestia de la depresión;
Y ese triste cuerpo que la desea con toda su vileza.
Descomunal es la pasión por ella;
Aún cuando rechace el más sincero sentir;
Para mí, es como una estrella;
Tan inalcanzable como aquel instante romántico que reclama existir.
Diálogo entre la subjetividad y yo
Hola! ¿Qué tal? Aquí les dejo una pequeña conversación entre la subjetividad y yo. ¡Saludos!
Subjetividad: Oye, ¿Por qué vas a dejar de tomarme en cuenta?
Yo: Porque a mi audiencia no le sirve las subjetividades.
Subjetividad: Pero ¿Yo qué culpa tengo de que seas una persona que para nada es atractiva en todo tipo de ámbitos?
Yo: Pues porque sólo conocen la parte subjetiva de mí. Cuando solía ser objetivo, la gente me buscaba como no tenías idea; pero desde que llegaste, la gente ya ni siquiera me sabe decir un "¡Hola!".
Subjetividad: Pero esa gente no merece tu atención, pues jamás va a estar contigo en las malas.
Yo: Pues sí, pero a ver. ¿Te gusta la soledad? Porque a mí para nada me gusta, la odio como no tienes idea.
Subjetividad: A mí tampoco me gusta la soledad, pero hay que verle el lado bueno. Digo... ¿Para que me vuelvas a llamar constantemente hasta el cansancio sólo porque perdiste a una mujer que era muy tonta y que no entiende el significado de lucha y sacrificio que tú toda loa vida lo haces y que sin embargo, has decaído gracias a las mujeres tontas y gracias a casi toda la familia que tienes porque es también muy disfuncional?
Yo: De hecho, de eso se trata. De ignorar todo ese mal que me causa, entre esas está la subjetividad. Recuerdo ese año glorioso tan objetivo que solía tenerlo en el año 2011 que bueno... Ya nada me importaba. El año del comienzo y apogeo del nihilismo y que, en el 2014 comenzó a ser decadente y en la etapa Subway y desempleo fue todavía peor. Pues todo el mundo me abandonó y el nihilismo cayó como la crisis financiera gabacha.
Subjetividad: ¿Y yo qué tengo que ver con esto?
Yo: Todo, por haber permitido expresar ese dolor a través de ti. Si lo hubieras impedido, quizás habría recurrido a la madurez y a la objetividad.
Subjetividad: Mi querido yo, me dejaste sin comentarios. Por lo que tendré que decirle adiós. ¡Saludos!
Yo: Arre pues, ¡Adiós! Y prometo no buscarte o molestarte lo menos que pueda en el año 2017.
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