Este poema es dedicado para ella, que es muy especial para mi vida:
La amo, la amo muchísimo;
La amo a distancia y a cercanía;
La extraño aún con momentos depresivos;
Ella es el sentido de mis días.
Amo sus enojos y sus peleas;
Amo su inestabilidad;
Amo la confusión que está viviendo ella;
La acepto tal cuál es, aún en sus momentos de felicidad.
La amo porque es como amarme a mí mismo;
La amo profundamente;
La sueño a todo sentimentalismo:
Ella es dueña de mi imaginación, de mi mente.
La amo demasiado;
Aún cuando su amor no es correspondido;
Sus virtudes y sus defectos me tienen enamorado;
La distancia, victimaria de este amor abatido.
La resignación es lo que queda;
Sus decisiones lo dejaron en un sentir platónico;
Aún presente puede hacerse real;
Sus sentimientos confusos me tienen atónito.
La amo, soy un masoquista;
Me excita, me emociona, simplemente amo a esa mujer;
Aún cuando ella no cree en ilusionistas;
Pensar en ella me genera un máximo placer.
Su peor pecado, no ser correspondido en su amor;
Aunque la amo, duele aceptar este impedimento;
Esta barrera subleva este gran dolor;
Mi alma se siente tan vacía ante este hecho.