Ya no me extraña nada;
Ya no me extraña el desempleo;
Ya no me extraña el abandono de mi amada:
Ya no me extraña la falta de dinero.
Ya no me extraña;
No me extraña mis aberrantes defectos;
No me extraña lo que hay en mis entrañas;
Ni el sentimiento de un amor selecto.
No me extraña los caóticos sueños;
Ni esta eterna soledad;
Ni cuando el mediocre padece de celos;
Nada me extraña, ni siquiera la infelicidad.
No me extraña el pesimismo;
Tampoco la mala suerte;
Ni la indiferencia y ni el odio a este surrealismo;
Y ni mucho menos la tristeza de no volver a verte.
Nada me extraña con el adiós;
Nada me extraña con la dolorosa meditación;
Ni me extraña el blasfemar a Dios;
Ni sobrevivir con esta pasión.
Ya nada me extraña con la infidelidad;
Tampoco con estás traiciones;
Y menos con esta falta de libertad;
Joder, ya no me extraña las conspiraciones.
Nada me extraña con esta soltería;
Nada me extraña tomar decisiones erradas;
Nada me extraña esta melancolía:
Y menos me extraña tener una familia bastarda.
Nada me extraña a estas instancias;
Cada día soy más viejo;
Aún a la distancia;
Yo beberé este amargo ajenjo.
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