Yace rancio y amargo este sentimiento;
Duele no poder hablarte;
El orgullo y el rencor imponen sus muros violentos;
Y la aflicción ajena apaga el deseo de mirarte.
Amarte ha sido el mayor de mis delirios;
Te deseo, a cuerpo y alma;
Pensarte es el mayor de todos mis vicios;
Aún cuando la soberbia enmudece mi habla.
Estoy loco por ti;
Obsesionado a presencia y a distancia;
El amor que siento no tiene fin;
Aún cuando no entiendes mi sentir.
A pesar de odiarte;
Tengo miedo de perderte;
A pesar de que me da tristeza responderte;
Mi mayor temor es que nunca pueda conocerte.
Te deseo a gritos; frustrado y desesperado;
Estoy perdiendo lo que realmente amo;
La soberbia, tan confusa como el desamor de aquel enamorado;
Que alguna vez correspondió un sentir antónimo del contramano.
A pesar de odiarte;
Tengo miedo de perderte;
A pesar de que me da tristeza responderte;
Mi mayor temor es que nunca pueda conocerte.
Te deseo a gritos; frustrado y desesperado;
Estoy perdiendo lo que realmente amo;
La soberbia, tan confusa como el desamor de aquel enamorado;
Que alguna vez correspondió un sentir antónimo del contramano.
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